¿Te acuerdas cuando eras adolescente y tu madre te miraba el móvil
para controlarte la cuenta de Instagram?
¿O cuando en medio de una cena de Navidad te llegaban aquellos
whatsapps tan difíciles de evitar responder?
¿Cuándo fue la primera vez que te dejaron salir a cazar pokémons?
¿Te has podido responder alguna de estas preguntas? Seguramente al mirar atrás te habrás dado cuenta de que, en tu adolescencia e infancia, todas estas realidades no estaban ni tan siquiera dentro de tu horizonte. Y es que somos la primera generación de familias educando en la tecnología y esto es algo complejo. Fíjate que, para la mayoría de las situaciones en relación con la crianza, tendemos a mirar “atrás”, a nuestro histórico, a la forma como fuimos eduadxs para, o bien reproducir lo vivido, o bien buscar nuevas vías que tiendan a la oposición de lo que recibimos. En el campo de la tecnología, el salto generacional ha sido tan extremadamente grande que estamos, de alguna manera, perdidxs ante tal transformación. No tenemos referencia de ningún tipo y la tenemos que generar para nuestras criaturas.
A menudo, veo que en el ámbito de la crianza respetuosa hay bastante rechazo al uso de la tecnología (por parte de las criaturas, ¡claro!) y me gustaría aprovechar para hablar aquí de dos tendencias claramente opuestas que pueden darse al acompañar en este ámbito: la tecnofobia y la tecnofilia.
a) La tecnofobia es el rechazo al uso de la tecnología y su negación. Esto implica que las familias prohíben totalmente el uso de móviles, ordenadores, tablets, etc., a sus criaturas. Eso está bien, ¿no?, me diréis algunxs. Pues desde la perspectiva del desarrollo, está claro que el uso de la tecnología en etapas precoces genera una alteración cerebral que dificulta el mecanismo de relajación[1] y la sintonización con los ritmos circadianos cuando estos aparatos son usados de noche, sobre todo. Aquí cabría revisar hasta cuándo alargamos este tipo de límite y, por otro lado, el uso que hacemos las personas adultas de ellos cuando las criaturas están presentes.
b) La tecnofilia, en oposición, es el discurso del “no pasa nada”, o la resignación ante la avalancha del uso indiscriminado de dispositivos tecnológicos ya desde temprana edad. “Si en casa todxs tenemos móvil, no veo porqué mi hijx no puede tener tablet”. Si nos lo miramos en términos de coherencia, podríamos confundirnos y pensar que tiene sentido, pero por el otro, ¿dónde están los límites hacia lo que las criaturas pueden o no pueden hacer?
Ante tal polaridad es básico poder pensar en encontrar estrategias para gestionar esta diferencia de mundos entre lo analógico y lo digital. La variedad de matices entre uno y otro es abismal: la rapidez o la lentitud; lo inmediato o lo orgánico; el “todo es posible” o el principio de realidad; etcétera.
¿Qué escoges para tus criaturas?
¿Tiene que ser todo blanco o negro para ti?
¿Qué es lo más coherente con tu vida?
Debemos conocer las implicaciones cerebrales que el uso de la tecnología tiene en nuestras criaturas para tomar decisiones coherentes con lo que les queremos ofrecer. En el vídeo que te dejaré colgado en mi canal de YouTube tendrás más información sobre todo ello. Y, en el curso "Las pantallas y nuevas tecnologías en la infancia" de mi plataforma de cursos de crianza respetuosa, profundizo en estos conceptos que te he explicado. Aquí te adelanto que la tecnología genera un incremento de dopamina en el cerebro y que este neurotransmisor (sustancia cerebral) es la que está asociada al centro de placer y a la adicción. La rapidez de la tecnología y la posibilidad de prácticamente cualquier escenario imaginable genera, en las criaturas más pequeñas, sobre todo, una idea de una realidad distorsionada y alejada de lo posible.
La tecnología forma parte de nuestra realidad. Castrarla, demonizarla y prohibirla es quedarnos en un extremo de la palestra; ahora bien, hacer como que por el mero hecho de existir esto no implica ningún tipo de riesgo para el óptimo desarrollo infantil, es naïf y negligente.
[1] https://www.psychologytoday.com/blog/mental-wealth/201402/gray-matters-too-much-screen-time-damages-the-brain
Puedes seguir mi Canal de YouTube “Elisenda Pascual Martí” para poder escuchar todos los otros vídeos que ya he grabado.
Te veo pronto y feliz crianza,
Elisenda Pascual i Martí
Psicóloga y psicoterapeuta
Directora de Acompanyament Familiar