Me gustaría hacerte unas preguntas antes que empieces a leer las líneas que siguen:
¿Cuántas horas al día le dedicas a tu trabajo? ¿Qué significa para ti?
¿Crees que aporta sentido a tu Vida?
Este artículo va dedicado a todas aquellas personas trabajadoras: las que lo hacen dentro y las que lo hacen fuera de casa; las que son retribuidas económicamente, y las que no; las que lo viven como una carga, y las que se sienten ligeras cuando van camino al trabajo; las que creen que el trabajo dignifica, y las que se sienten dignas sin trabajar. ¿Y tú? ¿A qué categoría perteneces?
Muchas de nosotras pasamos una gran cantidad de horas del día trabajando en una u otra dedicación laboral. Son muchas las personas que, en un momento del acompañamiento terapéutico, acaban trayendo a sesión la relación con su trabajo. Y es que nuestra Vida, en gran medida, viene condicionada por aquello que hemos escogido hacer para trabajar. Y fíjate que no digo “para vivir”, puesto que, desde la perspectiva humanista, vivir tiene otro matiz y sentido.
¿Cómo crees que transmites el concepto de “trabajo” a tus hijos?
Si pudieras pararte por un instante y hacer un pequeño ejercicio de visualización, te pediría que cerraras los ojos e imaginaras, con todas tus fuerzas, que puedes mimetizarte en unx de tus hijos y mirarte desde fuera. Observa. ¿Qué ves? ¿Cómo es esta persona -o sea, tú- en su día a día? ¿Cómo son sus movimientos, tempos, su rictus, etc.? Y lo más importante para lo que nos concierne: ¿cómo te ves desde fuera en tu relación con tu trabajo?
Es importante recordar que lxs niñxs aprender a ser adultxs en función de los referentes que tienen; ya sea para repetir patrones, o para oponerse a ellos. Lo que está claro es que tu presencia como madre o padre, tiene muchísimo peso para ellxs, y va a marcar el camino que escojan para transformarse en personas adultas.
Recuerda que en tu interior mora unx niñx internx que un dia soñó muy alto. ¿Astronauta? ¿Bombera? ¿Médico? ¿Investigadora? Esx niñx que tú fuiste todavía vive en tu interior; es la voz de la ilusión, de la motivación y las ganas. Sentir que se hace presente en momentos de tu día a día, ya sea en tu trabajo, en tu casa o en tus ratos libres, aportará bienestar y pintará de colores una rutina que, a menudo, puede llegar a ser muy pesada -aunque necesaria-.
En tanto que personas adultas, somos responsables de mantener unos pactos de funcionamiento que nos permitan cuidarnos y cuidar, y eso implica generar ingresos de una forma u otra. No hace falta que sean muchos, ni hace falta que sean todos en forma de dinero. Lo que si es importante es ser abundantes -que no ricxs- en nuestra Vida, sea lo que sea que esta palabra signifique para ti.
¿Crees que adoptar un modelo respetuoso con tu forma de vivir el trabajo es posible?
¿Puedes intuir cómo sería para ti?
Elisenda Pascual