Vivimos en una Sociedad en la que cuesta nombrar el placer. Sobre todo, cuando éste tiene que ver con la sexualidad, la carnalidad y la genitalidad. La pornografía va desbancando al puritanismo y, tanto una opción como la otra, polarizan hacia espacios tóxicos y poco sanos; la primera, porque muestra como normales y placenteras conductas abusivas y con ausencia de consentimiento; la segunda, porque perpetúa la negación como forma de perversión.
Así pues, en medio de todo este desbarajuste de información,
¿Cómo ejercemos el derecho a la educación sexual en nuestro hogar?
¿Te has planteado cuál es la mejor manera de explicarles a tus criaturas qué es la sexualidad, el amor y el placer?
¿Dije criaturas? ¡Sí! Lo has leído bien. Si hace tiempo que me sigues, sabrás de mi afán personal por la visibilización de las conductas infantiles sanas, del interés para informarles sobre los riesgos y de mi activismo centrado en la crianza respetuosa como forma de cambiar el mundo (básicamente porque lo primero que se cambia es a unx mismx, puesto que, sin ello, no existe otra transformación posible).
En un mundo en que hablar de sexualidad está tan distorsionado y donde la única práctica aceptable es aquella que se produce en el seno de un matrimonio heterosexual con fines reproductivos, hablar de placer sexual infantil resulta, cuanto menos, arriesgado. Aunque vamos a ello, porque, tal y como te he dicho antes, nombrar lo peliagudo siempre me generó un cierto placer.
Las criaturas encarnan, se gestan, nacen y se desarrollan en un contexto sexual. Como seres mamíferos nuestra llegada a la materia está supeditada -hasta hace muy poco- a un encuentro sexual -más placentero o menos-. Esta realidad sigue siendo obviada por especialistas encargadxs de acompañar las etapas del desarrollo de las criaturas y del seno familiar que las contiene.
¿Te han hablado alguna vez de la sexualidad que se establece en la diada mamá-bebé?
¿Tienes idea de que las criaturas no separan amor, placer y sexo?
Comprender que nuestrxs hijxs, a partir de cierto momento del desarrollo comienzan a enfocarse en sus genitales y en los de las demás personas que les rodea, nos acerca un poco más a la realidad de tener que contarles “cosas” acerca de sus partes íntimas, del contacto, de su cuido, etc. Lo cierto es que no son muchas las familias que se sienten cómodas haciéndolo, pero además de esto, la sexualidad en las criaturas empieza mucho antes. Cada etapa del desarrollo conlleva unos retos y unos hitos para las criaturas. Cada vez más, tiendo a pensar que, junto con éstos, también llevan implícitos aprendizajes para las adultas que les acompañamos: a menudo hace falta que nos pongan delante de las narices aspectos de su psique y de su vida que, de otra forma, obviaríamos o no les daríamos la importancia que tienen.
Acompañar a tus hijxs en el camino de sostener su sexualidad de forma saludable va a suponer, posiblemente, una transformación en toda regla. Hablar de su placer, del tuyo, de los contactos permitidos, de los que no, de cómo poner límites sin generar alarmismo, de cuidarse, de abrazar el gozo, de pedir permiso, de sólo darlo cuando se siente en todo el cuerpo, etc.
Cada momento vital tiene sus formas de ser acompañado. Conocer qué lenguaje necesita tu criatura en su etapa del desarrollo actual va a brindarte la clave para saber de qué forma aproximarte a enfocar la sexualidad con él o con ella.
Si te apetece indagar un poco más acerca de cómo acompañar la sexualidad te invito a que te apuntes a mi curso online "Educación y sexualidad infantil", en el que te doy herramientas siempre desde la mirada de la crianza respetuosa.
Te veo pronto y feliz crianza,
Elisenda Pascual i Martí
Psicóloga y psicoterapeuta
Directora de Acompanyament Familiar