7 de marzo de 2021

¿Puedo poner límites sin amenazas ni chantajes?


Bueno, pues la respuesta es SÍ.


¿Es fácil?


La respuesta es DEPENDE.


Y para no entrar en facilismos musicales (“del color como se mire, todo depende”) te vengo a dar unas pautas para que puedas revisar qué es lo que puede estar pasando en tu relación con tus hijxs para que esto no suceda.


Ya me habrás escuchado hablar en múltiples ocasiones de que cada familia es un mundo, y más allá de los temperamentos infantiles, la diversidad viene dada por los caracteres de lxs adultxs. Conocerte un poco más en tus tendencias te va a ayudar muchísimo a identificar las dificultades mayores en relación a los límites y a tu crianza.


Fíjate en estos patrones que te dejo aquí abajo y tómate un rato para, muy amorosamente, analizar con cuáles de estas tendencias te sientes más afín. Es probable que no haya una sola “pura” en la mayoría de los casos, así que no trates de encasillarte en un lugar si no te resuena


Tipos de crianza:


1. PERMISIVA: se trata de aquellas personas que han confundido el amor con la complacencia. “Si les digo que no, no les quiero”, “Si les doy lo que me piden, se sentirán más amadxs”. Desde este lugar, los LÍMITES se perciben como una castración a los deseos infantiles y temen generarles traumas. Acostumbran a ser personas con dificultad para sostener la FRUSTRACIÓN de sus hijxs, de mantenerse FIRMES en su lugar adulto (a menudo porque pueden venir de familias autoritarias y no quieren reproducir lo que les dañó en su infancia) y de saberse CAPACES de discernir qué límites hay que poner y cómo hacerlos cumplir. A veces ocurre que dilatan el momento de poner el límite y éste acaba llegando de golpe cuando ya no pueden más.


Fíjate que aquí no hay amenazas ni chantajes en un inicio, más bien todo lo contrario. Las personas que os identificáis con esta categoría, sería importante hacer un buen trabajo con descondicionar estas creencias y en anclar vuestra fuerza interna para sostener a vuestrxs hijxs en momentos de frustración y enfado. Los límites les cuidan y les dan seguridad y estructura, aunque por momentos no les gusten. Esto os permitirá ponerlos a tiempo con fuerza para evitar que, a la larga, os salgan como no queréis y esto alimente la rueda de que poner límites no es bueno. Además, acuérdate de que con cada límite que le pongas a tu hijx le regalas una semilla porque en un futuro se los pueda poner él o ella mismx.


2. NEGLIGENTE: en este caso ni el apego ni los límites son firmes y seguros. Las personas que se colocan en este lugar pueden tender a pensar que sus hijxs están preparadxs antes de hora, y así se genera una falsa autonomía donde no hay acompañamiento ni presencia. Frases del tipo “que se espavile solx”, “esto ya no lo puede necesitar”, “me manipula con sus demandas y yo paso” pueden estar en el día a día de estas crianzas. Podemos revisar, si tendemos a este punto, si el apego que tuvimos con nuestra madre o padre fue amoroso y presente. Tal vez nos obligaron a ser mayores antes de tiempo (consciente o inconscientemente) y esperamos lo mismo de nuestrxs hijxs.


Aquí podemos encontrarnos con modelos familiares en los que la amenaza y el chantaje serían más deseados por lxs hijxs que no el abandono que sienten ante este tipo de comportamientos. En la teoría del Sistema de Caricias del Análisis Transaccional vemos que lxs niñxs, por más duro que suene, prefieren un mal trato a la ausencia de este. El abandono emocional es el peor de los castigos para todx hijx. Si te sitúas en este rango por momentos, sería interesante que pudieras reconectar con las necesidades que tuviste de pequeñx y nadie te dio. Esto ablanda el corazón y nos acerca a lo genuino de nuestrxs hijxs.


3. AUTORITARIA: aquí tenemos esas personas que usan el imperativo como forma de comunicarse. “Lo haces porque yo lo digo”, “se acabó el cuento”, “o te espabilas o te castigo”, pueden ser maneras de hablarle a tus hijxs. El control y la exigencia que te brinda tu cualidad de adultx la usas para “hacer creer” a tus hijxs, sin darte cuenta de que acaban obedeciendo (si lo hacen) más por miedo al castigo que por integrar los límites. Puede que hayas crecido con esta misma exigencia en tu infancia, o que crees que el hecho de no tenerla te ha supuesto un problema en la Vida.


Este es el tipo de crianza en el que más abundan los castigos y los chantajes. Las personas adultas los usamos porque podemos. Así de fácil. Cuando nuestra autoridad sana se transforma en autoritarismo hacemos abuso de nuestro poder y recorremos a estas estrategias de subordinación. Castigar está muy alejado de poner consecuencias adecuadas a las infracciones que han cometido lxs hijxs. Para saber si los límites son adecuados, aquí te irá muy bien que te revises con alguien neutro que tenga conocimiento de las etapas evolutivas de tu hijx y te ayude a descifrar sus necesidades auténticas. Te aseguro que la letra con sangre no entra, se hace amarga. Tus hijxs se harán mayores y llegará un momento en que tu autoritarismo les habrá hecho mentirosxs profesionales, cargarán con mucho rencor y, probablemente, se acaben hablando a sí mismxs -o a otrxs- de la misma manera.


4. NUTRICIA: en esta categoría existe un equilibrio -la mayor parte del tiempo- entre el afecto y la comprensión hacia nuestrxs hijxs, y los límites que les ponemos. Además, cuando lo hacemos, es desde un lugar respetuoso y adecuado a su etapa y necesidades. “Sé que esto te cuesta, pero ya es hora de….”, “Me doy cuenta que quieres más. Ahora ya tienes que parar”, “Veo que estás enfadado porque te he parado. Te acompaño hasta que estés mejor.” Este tipo de mensajes parten de la escucha activa y la comunicación no violenta. Es una manera de comprender que las criaturas son personas y, por ello, merecen que les tratemos con respeto, amor y autonomía.


Estoy segura de que te colocas aquí la mayor parte del tiempo y que, puntualmente, te vas a uno de esas otras categorías. Si es así, puedes hacer un trabajo de acompañamiento y de indagación sobre qué herramientas pueden ayudarte a terminar de regular esos gatillazos que te surgen en momentos de límites.


Si, por el contrario, después de leerme estás convencida que pasas la mayor parte del tiempo en una de las otras categorías, te recomiendo que no esperes más y busques apoyo para deshacer los nudos internos que te mantienen en estas dinámicas de funcionamiento en tu crianza. Estás a tiempo.


Si quieres saber más sobre los límites, qué son, cómo ponerlos, herramientas para hacerlo y observar cómo he acompañado a una decena de casos prácticos, puedes acceder aquí al Curso Online sobre “Límites”. Lo tendrás disponible para SIEMPRE y te va a servir de brújula en momentos que creas que no sabes por dónde salir.


Elisenda Pascual i Martí

Psicóloga, psicoterapeuta y escritora de libros de crianza respetuosa

Directora de Cursos de Crianza Respetuosa