Mi recorrido profesional ha estado siempre vinculado a mi camino vital. Estudié psicología hace ya veinte años, sintiendo que era la forma más honesta para mí de ponerme al servicio de las personas. Conecto con el compromiso de acompañar a cada persona a ser quien es, desde la humildad, con la confianza de que así construimos un mundo más justo y armónico. Este compromiso me lleva a revisarme y a formarme constantemente.
Durante diez años me dedico a acompañar grupos a través de herramientas teatrales para la transformación social y personal, después de haberme formado en arte dramático y teatro terapéutico. Creo profundamente en el poder transformador del arte, y por eso me dedico también a la música y la poesía. Creo también en el poder y la pureza con que nacemos, y esto me lleva a investigar y a formarme en pedagogías alternativas y acompañamiento emocional en las diferentes etapas del desarrollo. Gracias a este proceso entro en contacto con proyectos de educación viva, acompañando criaturas y familias en su crecimiento, durante seis años.
A lo largo de todos estos años vivo también conectado con la necesidad (y el deber) de compartir mis aprendizajes. Por eso me dedico también a colaborar en diversas formaciones, y a ofrecer conferencias y talleres. Mi paternidad también me conecta, por fin, con una mirada que llevaba tiempo resonando en mí: la necesidad de introducir perspectivas de género en el acompañamiento terapéutico, tanto individual como grupal. Esto me lleva, hace ya cinco años, a seguir revisándome, y a investigar sobre género y sexualidad.
Pronto hará quince años que acompaño criaturas, jóvenes y personas adultas a conectarse en cualquier momento y proceso de su vida. Y con el compromiso de continuar «humanizando la humanidad» sigo profundizando en Terapias Humanistas Integradoras: constelaciones familiares, bioenergética, terapia gestalt y terapia corporal. Ahora, cuando miro atrás, siento que el camino hasta aquí tiene sentido, que mi lugar está con el equipo de Acompanyament Familiar.