Llega la Navidad

¿Cómo la gestionaremos?

Queridas familias, ya se acercan las fechas de Navidad, de fiestas, regalos, dulces, familia, entre muchas otras cosas.

No sé si tú eres de las personas que las espera con ilusión, o bien eres de quienes cogerían un vuelo a la otra punta del planeta cuando llegan estas fechas. Tampoco sé si compartes este deseo (sea uno u otro) con tu pareja o familia. En cualquier caso, son fechas que nos ponen delante ciertas tendencias vinculares, patrones familiares y maneras de hacer que nos enseñan un poco más quiénes somos.

En estas fiestas, la tendencia cultural es juntarnos con la familia. Compartir comidas, celebraciones, fiesta y jolgorio. Pero, ¿es agradable para todo el mundo? ¿Qué nos ocurre cuando pasamos mucho rato con nuestra familia? ¿Y con la familia política? ¿Cómo reaccionan los niños ante otros estilos de crianza? ¿Y con toda la flexibilidad en límites y rutinas?

Es habitual que las vacaciones de Navidad vengan acompañadas de sacudidas en el ámbito de la crianza: ya sea porque los excesos les afectan, la excitación de la “magia”, de los regalos, la cantidad de azúcar que aumenta exponencialmente, compartir con varios espacios familiares, etc.

Para que este año te resulte un poco más llevadero este acompañamiento, te dejo cinco indicaciones básicas a modo de brújula para que puedas usarlas si lo consideras conveniente.


1. Anticipa

A los niños les ayuda saber a dónde irán en los días señalados y con quién pasarán esa velada. Ya sea porque compartes custodia, o porque la familia es extensa y os repartís, va bien coger un calendario y ayudarles a tener un mapa de las próximas semanas festivas.

2. Regula los dulces

Sé que es complejo seguir con la rutina del día a día. Turrones, monedas de chocolate, los caramelos de la cabalgata, panettones, etc. ¿O es que a nosotros no nos tienta todo?

La mejor estrategia es no comprar en exceso. Esto evita que vayamos consumiendo azúcar durante dos semanas con la excusa de que “es Navidad”.

Te recomiendo que limites los días no señalados y, durante las fechas más críticas, puedas pactar con los niños la cantidad que podrán consumir. Y sí, seguramente tendremos que ser flexibles y negociar si estamos en entornos con azúcar y dulces.

3. Pantallas a raya

La tentación es grande. Días de vacaciones escolares pero días de trabajo para las personas adultas. Si se quedan con abuelas, familiares o con nosotras mismas, a veces cuesta gestionar tantas horas con los niños. Partiendo de esta realidad, te ofrecería la posibilidad de generar espacios de ocio e interacción más allá de las tecnologías.

Durante las fiestas de Navidad hay exposiciones, actividades gratuitas para niños, se pueden visitar ferias, hacer paseos más relajados, pasar más horas en el parque, etc.

Y si tienes que hacer uso de la pantalla, sobre todo que sea en horas de luz diurna, para que afecte lo menos posible a sus ritmos circadianos.

4. Pacta los regalos

¡Gran tema! Todo el mundo se desvive por hacerles un regalo a tus hijos. Culturalmente tenemos asociado que cuanto más queremos a alguien, más regalos le hacemos. Materia y amor. Y claro, poner límites a esta asociación puede verse como una privación por parte de la madre o del padre hacia el amor que el resto de la familia quiere dar al niño.

Así que, cuando ponemos límites a la cantidad o a las características de los regalos, si lo hacemos con tacto, seguro que la medida resulta mucho más eficiente y efectiva.

5. Haz equipo

Si crías en pareja, haced equipo. Poneos de acuerdo. Estableced líneas rojas (¡2 o 3, no quince!) y apoyadnos durante los momentos más difíciles de gestionar.

También es importante que cada parte de la pareja hable con su propio sistema familiar. Si hay algo que hablar con los suegros, que lo haga tu pareja, no tú. Así respetamos el orden y evitamos malentendidos más grandes.

Elisenda Pascual Martí

Fundadora de Acompanyament Familiar

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