Una de las preguntas qué más veces he escuchado a lo largo de mis años de práctica acompañando familias y educadoras en relación con sus criaturas es esta:
“¿Cómo lo hago para poner límites sin perder los estribos?
¡Ah! Y que me funcione, ¡claro!”
Pues sí, seguro que te ves reflejada en estas palabras, ¿verdad? Bueno, pues me he querido aventurar a escribir unas líneas sobre ello sabiendo ya de entrada que, como no me canso de repetir, las recetas en la crianza respetuosa, sencillamente, no existen.
De todas formas, hay algunas pautas que creo pueden ayudarte a revisar de qué manera de acercas a tus criaturas cuando les quieres poner límite. La mayoría de ellas tienen que ver con una mirada hacia ti y tu capacidad adulta de revisar la situación y cómo actúas en ese determinado momento. Aquí van:
· Tu estado interno (paciencia, humor, miedos, etc.): lo primero que debes preguntarte es cómo te encuentras tú en el momento que sucede aquello que quieres limitar. Las personas adultas, a menudo, no nos damos cuenta de la inmensa influencia que tenemos sobre las situaciones y las dinámicas infantiles. De la misma manera que ocupamos mucho más espacio físico, tal cuál es con nuestro espacio emocional. Ser consciente de tu nivel de paciencia, de tu estado de ánimo, de si te toman tus miedos, tu sobreprotección o tu cansancio te brinda la posibilidad de regular tu actuación. No caigas en la tentación de pensar que algo de lo anterior es “bueno” o “malo”; si te juzgas te culpas, y esto limita tu mirada clara hacia tu hijx. La clave está en poder verlo y revisarlo para transformar aquello que no nos gusta, no nos sirve o no cuida a las criaturas.
· Tu historia con los límites: otro gran ámbito a revisar es tu camino personal con relación a los límites. ¿A qué me refiero con esto? Pues a la manera como te acompañaron de pequeña y la forma cómo los integraste en tu desarrollo: si tuviste límites muy autoritarios y sin sentido; o por el contrario fueron laxos y casi inexistentes; o crees que fueron coherentes y amorosos. Todo lo que escribiste en tu “guión” de vida -consciente o inconscientemente- se coloca como filtro cuando quieres acompañar a tus criaturas y genera lecturas de las situaciones y de cómo actuar que tienen origen en tu pasado. En mi curso online sobre “Límites respetuosos” te acompaño a desgranar todo esto y mucho más.
· Su edad y etapa evolutiva: conocer cuáles son las necesidades auténticas de tu hijx en cada momento de sus etapas del desarrollo te va a brindar un abanico de recursos para lidiar con todo aquello que se va dando en vuestro día a día; saber en qué etapa las criaturas retienen los límites, cuando necesitan más permiso para su agresividad incontrolada, incluso la manera de hablarles o actuar cuando poner un límite. Es importantísimo saber qué métodos usar para ser efectivas a la vez que amorosas, ¿no crees? Porqué no tiene el mismo efecto pedirle a tu hijx que pare de hacer algo desde la cocina cuando estx tiene 2 años que 8. Aprender los procesos del desarrollo que las criaturas atraviesan te regala herramientas para la gestión de los límites (entre muchos otros ámbitos).
· Tensión del momento/entorno (carga emocional, prisas): la mayoría de los límites complicados de gestionar se dan en momentos donde el relax brilla por su ausencia; ya sea una falta de paz interna de lxs adultxs, de las criaturas, o bien del entorno. Como seres bio-psico-sociales, las personas (y las criaturas también, ¿eh?) recibimos infinitud de estímulos e influencia de las otras personas que nos rodean como del entorno en el que estamos. ¿O es lo mismo poner un límite en el salón de tu casa que en medio del parque rodeada de otras familias? Supongo que nos entendemos, ¿verdad? Pues hay que tener en cuenta que, para poner en práctica ciertas estrategias en la gestión de los límites, tal vez es imprescindible que te lo pongas fácil y busques espacios menos amenazantes para ti y, a la vez, momentos del día donde tengas más disponibilidad interna y tiempo para aplicarlo (seguro que las mañanas no caben en este margen de momentos ;-)
· Temperamento de la criatura: si has hecho alguno de mis cursos de las “Etapas del desarrollo” sabrás que hablo mucho de los dos tipos de temperamento infantil: el agresivo y el pasivo. Cada uno de ellos responde a una de las polaridades del contínuum de la energía agresiva. Si estás delante de una criatura que reacciona des de su agresividad (que no es violencia, ¡ojo! Tienes la diferencia en mi curso online sobre la “Rabia infantil y los berrinches”), es probable que los límites se gestionen de una manera más explosiva y confrontante, puesto que tu limitación va a activar su necesidad de autoafirmarse y puedes acabar enfrascándote en una especie de batalla a lo “David y Goliath” que no va a llevar a ningún lado. Por otro lado, si tu criatura está más colocada en el lado de la pasividad, parecerá que todo lo acata pero es posible que, en fondo, acumule malestar por no ser respetada en sus deseos. Por veces lxs niñxs más “buenxs” son los más domesticadxs y hay que poder cuestionarse si, realmente, les estamos respetando.
Creo que con estas pautas principales te dejo con un poco de “quereres” (en contraposición a los deberes, estos los haces porqué quieres) para que te tomes el tiempo de revisar cada una de ellas en relación con tu forma de acercarte a los límites. Déjame recordarte que es importante que lo hagas desde un lugar de mucho mimo hacia ti misma para no caer en la trampa del autojuicio y el perfeccionismo: la gran trampa de la maternidad ideal.
Vas a encontrar más información sobre todos estos conceptos en mi web y en cada uno de los Cursos de Crianza Respetuosa que te ofrezco. ¡Que los disfrutes!
Elisenda Pascual i Martí
Directora d’Acompanyament Familiar
Psicòloga núm col 22040