LAS FESTIVIDADES Y LOS CICLOS NATURALES

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Ya hemos entrado en la Primavera, época del año donde la tierra, dormida bajo el manto frío del invierno, despierta de nuevo para mostrarnos toda su esplendor y abundancia. Durante millones de años, este ciclo de la Vida-Muerte-Vida, se ha ido repitiendo una vez y otra. La naturaleza nos muestra algo mucho más vasto que nuestra especie humana, algo pautado y programado con la finalidad de mantener el equilibrio dentro del sistema planetario y del Universo mismo.

No es de extrañar pues, que las fiestas señaladas de nuestro calendario, tengan un origen antiguo marcado por el culto a los ritmos naturales. En estas fechas, tenemos un claro ejemplo: la celebración de la Pascua.

Si dejamos de lado las influencias cristianas y hacemos un poco de búsqueda antropológica, veremos que la Pascua está asociada al culto de divinidades femeninas relacionadas con la fertilidad y el inicio de la Vida. ¡Tiene todo el sentido! En el momento del año en que las flores sacan la nariz, los primeros brotes aparecen y nos vamos desnudando de las pesadas pieles del invierno, la adoración de la naturaleza en tanto que forma divina que preserva el alimento y la Vida, toma un valor determinante.

Cuando se trata de explicarles a lxs niñxs la rueda del año, váis a ver que os será mucho más fácil de contarles las festividades y el paso del tiempo en función de aquello que es palpable para ellxs: la naturaleza y su más pura manifestación en nuestro entorno.

De esta forma, vemos que para las personas adultas, la naturaleza también nos recuerda la necesidad de ofrecer cuido y respeto; la importancia de los tiempos relajados y de los límites amorosos; la necesidad de la autorregulación y de la presencia. Observando como la Vida rebrota, aprendemos que las plantas no crecen más rápido porqué las estiremos -más bien al contrario-, ni la fruta madura antes porqué se lo exijamos. Rodearnos a nosotrxs mismxs y a lxs niñxs de espacios vivos y salvajes, nos devuelve a la esencia materna de la madre naturaleza: el sostén y la abundancia como forma natural de vivir.

Celebrar la Pascua des de esta comprensión profudna, permite diseñar rituales festivos donde lxs niñxs -y toda la familia- puedan comprender la celebració des de un lugar tangible. Podemos integrar festividades como la búsqueda de los huevos pintados (cuyo origen se remonta a la adoración de la diosa Astarté, antigua divinidad fenicia que representaba el renacimiento de la naturaleza y que, en el cristianismo, se transformó en Maria Magdalena), o bien la elaboración de la “mona” -pastel dulce que se decora con huevos/figuras de chocolate-, o bien otros rituales que podemos crear desde el marco de la celebración del renacimiento de la naturaleza y de la resurrección de la Vida de las profundidades oscuras del subsuelo.

Así que des de este enfoque, agradezco profundamente esta esencia tan sabia que nos conforma, y que es la misma que nos recuerda cada Primavera la madre Tierra con sus vestidos florecidos y todos los alimentos abundantes que nos regala.

¿Recuerdas cómo celebrabas tú la Pascua?

¿Se te ocurre alguna manera creativa de poder compartir este renacimiento de la Vida con tus hijos?

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